
Blue Radix celebra su quinto aniversario. Lo que comenzó como una idea después del Autonomous Greenhouse Challenge en 2018 se ha convertido en el líder del mercado independiente en cultivo autónomo para la horticultura de invernadero. Ronald Hoek, CEO, Rudolf de Vetten, CPO, y Laurens van der Spek, COO, echan la vista atrás, comparten sus lecciones y miran hacia adelante. «El cultivo autónomo no es una idea del futuro. Está ocurriendo ahora, en todo el mundo».
La urgencia del comienzo
Los tres fundadores se conocen desde su época en Eneco y AgroEnergy, donde trabajaron durante años en soluciones de IA para la gestión de la energía. Durante el primer Autonomous Greenhouse Challenge, que se celebró en Bleiswijk en 2018, quedó claro que sus conocimientos sobre el control del clima con IA podrían fortalecer de manera sustancial la horticultura de invernadero. Rudolf: «Allí nos llegaron muchos comentarios. Los productores se dieron cuenta enseguida: esto no es algo para más adelante, se puede hacer ahora. Y nos dimos cuenta de que: nuestros conocimientos sobre IA y algoritmos pueden ayudar mucho para que el sector avance».
Esta urgencia no surgió de la nada. Ronald: «La escasez de productores experimentados es cada vez mayor en todo el mundo, mientras sigue creciendo la demanda de alimentos producidos de forma sostenible. Es un reto enorme. Queríamos ofrecer una solución a este reto». Después de una noche de conversaciones en un café de Delft, Ronald y Rudolf tomaron la decisión. Poco después, Laurens también se unió y juntos fundaron Blue Radix.
Empezaron con fuerza desde el principio
Aunque Blue Radix comenzó oficialmente como una startup en 2020, nunca se sintió como una startup clásica. Los fundadores se hicieron con un equipo experimentado de ocho personas y empezaron con un plan claro y unos cimientos sólidos. Laurens: «Éramos una empresa nueva, pero no principiantes. Nuestras soluciones llegan al corazón de las operaciones de los productores: el clima y el riego. Tienen que ser fiables e impecables desde el primer día. No se trataba de un experimento, sino que, desde el principio, ofrecimos un producto sólido y un servicio probado». En la actualidad, Blue Radix cuenta con más de 30 empleados de un total de 14 nacionalidades. De esta manera, la empresa se ha convertido en un actor internacional con una sólida reputación.
En el mundo de la IA, muchas startups desparecen a los pocos años. Blue Radix demuestra que esto puede ser diferente. Ronald: «Después de cinco años, ya no somos una startup. Somos una empresa consolidada, con una visión clara y una base sólida. Hemos demostrado que somos fiables, que crecemos internacionalmente y que aportamos un valor duradero a los clientes. Eso inspira confianza, en nosotros mismos y en el mercado».
La base: IA con el productor
En un mundo lleno de expectativas en torno a la inteligencia artificial, los fundadores optaron desde el primer día por un enfoque diferente: práctico, fiable y siempre con el productor como prioridad. Rudolf: «Muchas empresas de IA parten de la tecnología. Empezamos por los retos del productor. Crop Controller no está ahí para sustituir a los productores, sino para hacerlos más fuertes. Esa siempre ha sido nuestra filosofía». Esa firmeza en la dirección que queríamos tomar era y es crucial, subraya Ronald: «Es tentador dejarse llevar por cada nueva tendencia, especialmente en un mercado joven. Pero nos hemos mantenido fieles a una sola línea: una solución escalable que funciona en la práctica diaria del productor. Eso nos ha ayudado a crecer».
Los primeros clientes: valentía y confianza
Los primeros clientes fueron productores innovadores de tomates y pepinos que se atrevieron a trabajar con una nueva tecnología. Rudolf: «Recuerdo cuando uno de nuestros científicos de datos encendió nuestro sistema por primera vez. «Funciona», exclamó entusiasmado, mientras el Crop Controller tomaba el control. Y funcionó incluso mejor de lo esperado. Esos éxitos iniciales nos dieron mucha confianza, a nosotros y a nuestros clientes». Laurens: «Es similar a la conducción autónoma. Nadie se sube inmediatamente en la parte de atrás del coche y dice: buena suerte. Lleva tiempo acostumbrarse y ganar confianza. Por eso siempre asociamos nuestro software a un modelo de servicio, con Autonomous Greenhouse Managers experimentados que hablan el idioma del productor».
El modelo de servicio: más que software
El Crop Controller nunca viene solo. Cada cliente recibe un Autonomous Greenhouse Manager personal que ayuda al productor en el proceso de cultivo. Ronald: «El cultivo autónomo es más que software. Nuestros Autonomous Greenhouse Managers están al lado del productor, literal y figuradamente. Entienden cómo funcionan las cosas en un invernadero y se aseguran de que la adopción se produzca de forma natural y rápida». Laurens: «No es un número de asistencia al que se llama. Es un socio que te ayuda en la fase de adopción y que después te observa y asesora durante el ciclo de cultivo. Ese modelo de servicio es uno de nuestros mayores factores de éxito».
Cinco lecciones en cinco años
Blue Radix ya ha cumplido cinco años, está presente en varios continentes y, entre otras cosas, ha sido galardonada con el premio GreenTech Innovation Award 2024. ¿Qué lecciones destacan?
- La estabilidad de la dirección tomada merece la pena.
Ronald: «Si te dejas llevar por cada oportunidad o expectativa, no te quedas con ningún producto. Manteniéndonos fieles a nuestra visión, hemos construido unos cimientos estables». - La colaboración es clave.
Rudolf: «No lo estamos haciendo solos. Con clientes, socios e investigadores, se sigue desarrollando y se consiguen los mejores resultados». - Con los pies en la tierra.
Ronald: «El invernadero no se optimiza desde una oficina. Hay que estar cerca del productor, entender su mundo y hablar su idioma». - La adopción es tan importante como la tecnología.
Rudolf: ««Por muy buena que sea la tecnología, si los productores no la aceptan, no sirve de nada. Por eso prestamos mucha atención a la orientación y a la confianza». - La cooperación internacional enriquece.
Laurens: «Las culturas difieren, pero la pasión por la planta une en todas partes. Da igual que estés en México, Japón o Canadá: en última instancia, hablamos el mismo idioma cuando se trata de cultivar en un invernadero. Ese es el denominador común que siempre nos une».
De los Países Bajos al mundo
Aunque está firmemente arraigada en Róterdam, Blue Radix se centra desde el principio en el ámbito internacional. Ahora trabajan con clientes de 17 países, entre ellos los Países Bajos, Canadá, México, Francia, Japón y Corea del Sur. Laurens: «Cada región tiene su propia dinámica. En los Países Bajos, la horticultura de invernadero está muy arraigada y las lecciones, transmitidas de generación en generación, nos han llevado lejos. Pero como ciertas rutinas están tan arraigadas aquí, a veces también son difíciles de romper. En países donde la horticultura de invernadero es más reciente y hay menos referencias, vemos que la visión de los productores es mucho más directa: ¿funciona o no?». Eso suele acelerar la adopción».
El equipo de Blue Radix es tan internacional como su clientela. Ronald: «Practice what you preach. Queríamos ser un equipo internacional desde el principio, y eso se nota cada día en el lugar de trabajo». El carácter internacional del entorno de trabajo aporta buena energía, dice Laurens: «Es fantástico visitar un invernadero a miles de kilómetros de casa que está controlado por nuestra tecnología de una manera completamente autónoma. Es entonces cuando realmente percibes la magnitud del impacto».
Crop Controller: un productor virtual
El núcleo de Blue Radix es Crop Controller, que controla de manera autónoma el clima y el riego en los invernaderos. El sistema asume hasta el 80 % del trabajo diario del ordenador climático y permite a los productores gestionar cuatro veces más hectáreas. Rudolf: «Nuestro sistema no es una caja negra que se encarga de todo. Es un productor virtual que colabora activamente y se anticipa. La estrategia sigue en manos del productor, pero este gana un copiloto inteligente que está alerta 24 horas al día, 7 días a la semana, y que reacciona más rápido de lo que jamás podría hacerlo un ser humano». Laurens añade: «Ahí es donde realmente marcamos la diferencia. Crop Controller se ocupa de las tareas de control diario del productor, pero siempre deja espacio para las elecciones y estrategias propias del productor. Un productor de tomates de los Países Bajos opera de manera diferente a un productor de pepinos de México. Y eso también debe ser posible. Nuestra tecnología apoya esa forma única de cultivar, en lugar de sustituirla».
El impacto es significativo: mayores rendimientos, menores costes energéticos y más tranquilidad. Ronald: «A menudo nos dicen que, gracias a nuestra solución, los clientes por fin tienen tiempo para innovar, o incluso para irse de vacaciones. Puede parecer algo pequeño, pero es fundamental para el bienestar en el trabajo y la gestión de la carga laboral. También hace mucho más atractivo para las nuevas generaciones iniciarse como productores».
El futuro: entender aún mejor la planta
En los próximos años, Blue Radix quiere entender aún mejor la planta en el invernadero. Rudolf: «Queremos estar aún más cerca de la planta y entender mejor cómo responde al clima y al riego. El Crop Controller se debe anticipar continuamente y, de esta manera, apoyar aún mejor la estrategia del productor.
También hay oportunidades en la gestión de la energía y los nuevos cultivos. Ya estamos consiguiendo ahorros significativos en el consumo de energía, pero vemos que hay mucho más potencial para optimizarlo aún más». Laurens añade: «Cada invernadero y cada país tienen su propia situación energética. Mediante la vinculación de la climatización y la gestión energética, podemos crear aún más valor».
Aunque actualmente se centra en el cultivo de hortalizas, Blue Radix se quiere introducir en el cultivo ornamental. Ronald: «Elegimos deliberadamente dominar por completo el cultivo de hortalizas en primer lugar. Esos cimientos deben mantenerse sólidos, porque lo que hacemos debe ser fiable desde el primer día. No obstante, el cultivo ornamental ofrece enormes oportunidades y está definitivamente en nuestro programa para los próximos cinco años».
Gracias a los clientes y los socios
Por último, los fundadores subrayan que Blue Radix nunca habría llegado tan lejos sin sus clientes y socios. Ronald: «Aprendimos mucho de los productores que tuvieron la valentía de acompañarnos. Sus comentarios y su confianza nos permitieron perfeccionar nuestras soluciones. Les estamos profundamente agradecidos». Rudolf: «Nuestro objetivo no es sustituir a los productores, sino trabajar con ellos para garantizar el futuro del sector. Esa colaboración es la clave».